La oscuridad se ha cerrado sobre las montañas del norte de Somalia, en la lejanísima zona autónoma de Puntlandia, y la enfermera argentina Pilar Bauzá Moreno, de 26 años, ha tenido que pasar una noche terrible, consumida por la angustia, junto a la médica española Mercedes García, y sus cuatro secuestradores. La Policía local tiene rodeados a los raptores y su jefe Abdulahi Said Game advirtió: "Daremos todos los pasos necesarios para liberarlas. Castigaremos a los secuestradores para que se lleven una buena lección. Si los secuestradores no se rinden mañana (por hoy), utilizaremos la fuerza".Son palabras que acentúan la gravedad de la situación de las dos mujeres secuestradas en horas de la mañana cuando acudían a un hospital donde trabajan. Los cuatro delincuentes saben la que les espera y se niegan a liberar a Pilar y Mercedes si no tienen garantías para sus vidas y alguna especie de "amnistía" para no tener que rendir cuentas ante la Justicia. Y ponen las vidas de sus rehenes como escudo. O prometen asesinarlas si no se admiten sus condiciones. Ante la dramática evolución de los hechos, el embajador de España en Kenia, Nicolás Martín Cinto, informó que viajará a Somalia para "seguir de cerca las conversaciones con los secuestradores". Esta decisión fue adoptada por el canciller español, Miguel Angel Moratinos y en el gobierno se advierte una preocupación creciente por la suerte de la enfermera argentina y la médica española. Pilar Bauzá ingresó en 2006 en Médicos Sin Fronteras (MSF) de Argentina. "Hace seis meses que por intermedio de nuestra organización en España viajó a Somalia para participar en uno de los programas de nutrición y asisten cia en la región del puerto marítimo de Bossaso, en el norte. Allí la situación es terrible sobre todo para los niños pero, además, hay miles de refugiados por los años de guerra civil que tratan de cruzar por mar a Yemen", explicó a Clarín Laura Calonge, responsable de MSF en Buenos Aires.Las dos cooperantes de Médicos Sin Fronteras salieron ayer de Bossaso para dirigirse a un centro nutricional para niños, explicó a este corresponsal Javier Sancho, vocero de MSF España. La camioneta que las transportaba, junto al chofer y un intérprete, fue interceptada por seis hombres armados con fusiles automáticos cuando eran las 8.45 en Somalia (las 2.15 en Argentina). En la zona se encuentran unos almacenes con ropa, alimentos y medicinas para auxiliar a los desplazados que malviven en campamentos miserables.El chofer volvió relatando el secuestro: "Los seis hombres armados bloquearon la carretera, me pegaron y se llevaron a las mujeres en la camioneta", explicó. Una versión que se ha abierto paso en la confusión de noticias contradictorias señala que la Policía cree que el conductor es el entregador de Pilar y Mercedes, aunque esta alternativa no ha podido ser confirmada.La Policía organizó un amplio dispositivo que le permitió arrestar a dos de los secuestradores en la localidad de Giriso, a cinco kilómetros del puerto de Bossaso. Los otros cuatro se refugiaron llevando a las dos rehenes en una zona montañosa vecina. También se informó que se había producido un tiroteo pero un vocero local desmintió la especie.Se conoció entonces la terrible amenaza de los secuestradores de asesinar a las dos rehenes si no se les garantizaba la vida y que la Justicia no los perseguiría. Funcionarios locales y jefes de la Policía habían entablado negociaciones con los cuatro delincuentes pero no se llegó a nada en concreto y, mientras tanto, avanzó la noche en una zona que es de muy difícil acceso."Puedo asegurar que las secuestradas están vivas", anunció Abdulrahman Mohamed Banca, ministro de Información de Puntlandia."Esta es un área que parecía menos peligrosa y conflictiva que en la capital Mogadiscio y sus alrededores", explicó a Clarín el vocero de Médicos Sin Frontera España, Jaime Codina. "Pero ahora existen cada vez más problemas de violencia y secuestros como así también acciones de piratería contra los refugiados que cruzan por mar hacia Yemen", añadió.Hace tres días que fue liberado el periodista francés Gwen Le Gouil, que estuvo secuestrado ocho días por quienes pedían 55.000 euros de rescate. Ante esta escalada de violencia, Médicos Sin Frontera decidió evacuar a cinco de los ocho profesionales que sirven en sus programas para Somalia. Otros tres continuarán en tareas de extrema urgencia. La mayoría de las ONG que trabajaban en Somalia se han retirado ante los peligros que entrañaba su presencia en una zona de alta peligrosidad.

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