uego de estar un mes prófuga de la Justicia, la monja Kosaka Kumiko, acusada de participar de los abusos sexuales a niños sordos del Instituto Antonio Próvolo de Mendoza, se entregó a las autoridades judiciales de Buenos Aires pasado el mediodía de este martes.
Fuentes judiciales confirmaron que desde Interpol se dio aviso al fiscal que lleva la causa en la provincia cuyana, Gustavo Stroppiana, quien espera ahora que la religiosa, oriunda de Japón y con pedido de captura internacional, sea trasladada a Mendoza en los próximos días.
Los investigadores creen que la monja, quien consiguió abogado en los últimos días, se escondía en alguna provincia del noreste argentino o en algún país limítrofe. Antes de ser reclamada su detención el 31 de marzo, la mujer había estado dando clases en dos colegios de la localidad bonaerense de Bella Vista, en el partido de San Miguel.
 
En los últimos días, Kumiko fue señalada en más de una oportunidad por jóvenes hipoacúsicas no sólo de haber presenciado los vejámenes sino de haber sido parte activa de los ataques sexuales.
La monja trabajó durante años en la llamada "Casita de Dios" mendocina, acompañando a las pequeñas que se quedaban a dormir en el albergue de Luján de Cuyo, pero ya hacían tres años que había dejado la institución. Su anterior trabajo fue en la congregación de Nuestra Señora del Huerto en el departamento de San Carlos.
Los investigadores empezaron a buscar a la mujer luego de que una joven de 17 años fuera la primera en involucrarla en los abusos. La chica aseguró que luego de ser retirada del aula y sometida sexualmente en una habitación por uno de los sacerdotes, actualmente detenido junto a otros cuatro miembros de la institución, fue asistida por la religiosa quien le colocó un apósito o pañal por el sangrado que presentaba, lo que le impedía sentarse en la clase. Luego llegaron más voces en contra de la religiosa, a quien señalaron como participante activa de los abusos.
Los sacerdotes imputados por abuso sexual agravado y corrupción de menores son Nicolás Corradi (82), quien se encuentra con prisión domiciliaria por su avanzada edad y estado de salud; Horacio Corbacho, de 50 años así como uno de los empleados, José Luis Ojeda, también sordomudo, el monaguillo Jorge Bordón, de 55 años, y el jardinero del instituto, Armando Gómez, de 46. Todos se encuentran tras las rejas de la penitenciaría provincial de Boulogne Sur Mer. En las últimas semanas, luego de nuevas declaraciones de víctimas se conoció que tres personas adultas más, participaron de los vejámenes, aunque no se ha podido identificarlas.
Los acusados podrían recibir 50 años de cárcel por la cantidad de hechos en los que se los involucra, que llegarían a 27. En febrero, la Justicia había decidido que los cinco imputados continuaran con prisión preventiva por al menos seis meses más.

Fuente: La Nacion

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