El temporal que provocó inundaciones en Capital Federal y Gran Buenos Aires pasó hace una semana. Pero para las 3.000 familias que viven en el barrio Rafael Obligado de San Miguel, el drama sigue. Algunos de ellos fueron evacuados y estuvieron alojados en el Club de Bella Vista. Pero el último fin de semana los mandaron de vuelta a sus casas, donde el agua les llega hasta la cintura.
Para protestar por su situación ayer un centenar de vecinos cortaron el puente de la avenida Gaspar Campos sobre el río Reconquista, a 50 metros del Camino del Buen Ayre. Además, según denunciaron, el intendente Aldo Rico se acercó al lugar hace días pero "sólo vino a insultarnos porque habíamos cortado la ruta" el viernes, dijeron.
La gente del barrio Obligado está desesperada. Tienen medio metro de agua en sus casas, están sin luz, gas, agua potable, colchones ni frazadas porque todo se les mojó. Las pocas casas de las que el agua se retiró quedaron llenas de barro.
Los vecinos atribuyen la inundación no sólo a las lluvias de la semana pasada sino a las obras —aún inconclusas— que el Gobierno provincial empezó el año pasado para la rectificación del río Reconquista.
Desde que están haciendo el puente, cada vez que se inunda el barrio el agua no se va más", contó Nilda Navarro, una de las vecinas afectadas.
Al barrio, de casas humildes de material, sólo se puede entrar en bote. Mucha gente, como Héctor Soto y su familia, está durmiendo desde hace 6 días en los techos de sus casas con las pocas cosas que rescataron para evitar que se las roben. "Nos tapamos con un nailon y así dormimos bajo la lluvia", contó.
"El martes pasado a la mañana subió de golpe el agua y no hubo tiempo de salvar nada. La correntada era tan fuerte que tiró abajo una pared en mi casa y también se llevó toda la ropa. Hoy mi nena más chiquita tuvo que ir a la escuela sin medias", contó Andrea Rivoira, con dos hijas de 3 y 5 años y embarazada de 6 meses.
Casos como el de Andrea se repiten en todo el barrio, donde viven muchas mujeres solas con varios hijos a cargo.
Javier y Boris son seminaristas de la congregación Misioneros Redentoristas y viven en el barrio Rafael Obligado. "Las obras de rectificación del Reconquista taparon el cauce viejo del río. Entonces, cada vez que llueve el barrio se convierte en un gran piletón porque el agua no tiene por dónde salir", explicaron.
Después de una semana el problema se agravó porque el agua empezó a estancarse y algunos chicos se enfermaron de diarrea, hepatitis, asma y pulmonía.
Antonio Siracusa tiene 77 años y vive solo. Cuando el agua entró a su casa, alcanzó a colocar una madera sobre la cama para poder dormir. "Parecía una isla porque el resto de la casa era agua. Además se me mojaron todas las cosas y sólo me queda lo que tengo puesto", dijo el hombre.
"Tuve que llamar a Edenor para avisar que los medidores de luz habían quedado sumergidos y eran un peligro. Ni la Municipalidad de San Miguel ni Defensa Civil hicieron algo para ayudarnos. Se acercaron para tirar un par de colchones, que no alcanzan, y además, como todo está tapado de agua, se vuelven a mojar. Nosotros tuvimos que conseguir un bote para sacar a los chicos", dijo Claudia Silveira.
Los vecinos coinciden en que necesitan una solución de fondo para terminar con el problema. El sábado el municipio envió una excavadora pero sin el complemento de las bombas para drenar el agua. Ayer se llevaron la excavadora.
"Cuando vino Aldo Rico nos dijo que dejáramos de protestar porque molestábamos a los vecinos y nos insultó. La gente que vino con él repartió a cada familia una botella de agua mineral, un paquete de yerba y otro de azúcar, pero lo que queremos es que solucionen el problema del puente para que esto no vuelva a pasar", dijo Nilda Navarro.

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